PERDER O GANAR NO TIENE IMPORTANCIA, LO IMPORTANTE ES JUGAR FUERTE, LIMPIO Y DIVERTIRSE (Alfred Mills, fundador del Athletic de Bilbao)

jueves, 17 de noviembre de 2016

UDA-ZARAUTZ


Empate trabajado del Aretxabaleta ante un Zarautz que puso las cosas difíciles a los de Vélez de Mendizábal. Esta vez el entrenador alavés puso en liza a Iker, García, Mikel, Arri, Markel, Piru, Eraña, Ander, Sánchez, Zaitegi y Arizmendi. En la primera parte fue el equipo visitante el que sorprendió a la UDA, que tenía que reaccionar llegando en desventaja al descanso.

En la segunda mitad, rondando el cuarto de hora de juego, Urtzi sacó un disparo de fuera del área para hacer el empate. Pero el Zarautz quería dar guerra y se pusieron por delante otra vez. Luego llegó el momento intenso del partido que se resolvió cuando Sánchez puso el definitivo 2-2.

EL GENIO DE LAS PIERNAS TORCIDAS

“Cuando él estaba allí, el campo de juego era un picadero de circo, la pelota un bicho amaestrado, el partido, una invitación a la fiesta. Garrincha no se dejaba sacar la pelota, niño defendiendo su mascota, y la pelota y él cometían diabluras que mataban de risa a la gente; él saltaba sobre ella, ella brincaba sobre él, ella se escondía, él se escapaba, ella lo corría. Garrincha ejercía sus picardías de malandra a la orilla de la cancha, sobre el borde derecho, lejos del centro; criado en los suburbios, en los suburbios jugaba.”

Eduardo Galeano

Se cuenta que el dios Zeus cuando vio la fealdad de su hijo Hefesto, lo arrojó del monte Olimpo, de la caída le quedó una cojera permanente. Pero con el tiempo se erigió como el forjador de los objetos de los dioses, armas, armaduras y demás. Así un dios imperfecto hizo de sus semejantes lo que realmente son. Lo mismo le pasó a Garrincha, que hizo grande a Pelé y ahora pocos recuerdan su legado.

Si hay una posición que me fascina, es la del extremo clásico, ese espécimen en peligro de extinción que con su velocidad y regate mortal levanta al público de sus asientos. Y nuestro protagonista fue el prototipo ideal, la pesadilla de cualquier defensa. Manuel Francisco do Santos nació en los suburbios de Río en 1933, aunque por el humor de sus hermanos se le conocía con el sobrenombre de Garrincha, un feo y rápido pájaro tropical.

Pero en un primer momento nadie pensó que el pequeño Mané pudiera siquiera caminar, la polio dejó secuelas importantes en su cuerpo, columna desviada, piernas deformes y una pequeña deficiencia mental. Pero el dios del fútbol tocó con su varita al chaval, ya empezó a jugar y quebrar cinturas desde niño. Debutó en el primer equipo del Botofago en 1953, un año antes del maracanazo.La seleçao pronto se fijó en él, los técnicos consideraban que no era apto para relacionarse en el vestuario.

No obstante gracias a sus compañeros, fue al mundial del 54, el equipo no funcionaba, la afición estaba triste. Al fin contra la URSS dos jóvenes cambiaron el destino de la verdeamarela, el sobrio y talentoso Pelé y el díscolo Garrincha, con ellos Brasil fue campeón. En 1962, O Rey se lesiono en los primeros partidos de aquella copa del mundo, pero entonces la clase de Mané hizo a su selección campeona y nombrado mejor jugador del torneo.

A nivel internacional el carácter educado y la profesionalidad de Pelé, le alzó como figura mediatica.Garrincha era el alter ego, bromista y despreocupado, no le importaba el resultado ni el rival, simplemente le gustaba jugar y pasarlo bien. Además su lado oscuro no gustaba a los medios, su afición al tabaco, al alcohol y las faldas no era buena influencia. Su carrera se apagó con 29 años y el mundo se olvido del carioca.

Continuó por el mal camino, su mujer no podía con él, y su cuerpo no aguantaba los escesos.En enero de 1983, con apenas 50 años la cirrosis se lo llevó. Pero los aficionados brasileiros lo admiraban y miles de personas lo despidieron. Había muerto solo, enfermo y pobre, pero los aficionados añoraban las gambetas de Mané Garrincha,  la alegría del pueblo.

AUPA UDA

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