LA ACTUALIDAD
Como podéis ver, esta vez he cambiado el formato, con ello
quiero cambiar un poco la rutina de las Crónicas para que no sea monótono, por
eso de vez en cuando me saldré de la lógica y os ofreceré algunas sorpresas
como la de hoy. Sobre todo va dirigida a los futboleros amantes de la
literatura y la poesía, veréis cómo los escritores no siempre son tipos
aburridos y serios, sino que también caen en las mismas pasiones que nosotros y
entre ellas nuestro fútbol.
No obstante, antes de entrar en materia vamos a hacer un
pequeño repaso a la actualidad de la UDA, que para eso está Pasión Celeste.
Esta semana sabréis que se ha producido un hecho que ha estado en boca de todos
los aficionados , la destitución de Alberto Albistegi de su puesto de entrenador
del equipo. La semana pasada, habíamos hecho un repaso de los datos
estadísticos del equipo en las primeras 10 jornadas, los datos eran bastante
negativos y no parecía que la tendencia del equipo fuera para bien. La
directiva reunida el miércoles por la tarde, decidió rescindir el acuerdo que
tenía con el entrenador de Eibar y lo comunicaron en la página oficial. Es
cierto que la culpa en este tipo de
situaciones no es sólo del entrenador, pero los que conocemos el fútbol sabemos
que a veces es necesario cambiar de Mister para intentar reflotar al equipo y
creer en sus posibilidades.
De manera provisional Igor Arenaza se ha hecho cargo del
equipo, evidentemente el equipo no ha tenido mucho tiempo para preparar un
partido complicado como el que se disputó ayer contra el Aurrerá. Las noticias
no fueron del todo malas, consiguieron sacar un empate a uno en un campo muy difícil,l
contra un equipo que se encontraba en el tercer puesto de la clasificación
general, lo cual demuestra que nuestro equipo tiene calidad suficiente para
ganar a cualquiera. Incluso habiendo realizado un principio de temporada tan
preocupante, la sexta posición de la clasificación general está solamente a
cinco puntos y para ir escalando posiciones es imprescindible empezar a sumar
de tres en tres, sólo tenemos dos victorias. La semana que viene es un partido
clave para iniciar el cambio, Vasconia será el equipo que nos visite, con los
mismos puntos que el Aretxabaleta.
En cuanto a los resultados de la jornada, el 1ª REGIONAL
consiguió la victoria en el derby contra el Arizmendi por 3 -0, aunque esto ya
no es noticia, siguen invictos. En cambio los juveniles volvieron a perder, el
Liga Vasca no tuvo nada que hacer contra de Guernica, perdieron por 1 a 4, es
una pena porque tenían la posibilidad de salir del descenso, la cosa se
complica muy mucho. El Primera Juvenil sólo fue capaz de marcar un gol por 3
del Bergara, definitivamente jugaran la copa.
MARIO BENEDETTI Y EL FÚTBOL
La relación del deporte y en especial del fútbol, ha tenido
una aceptación muy variada en el mundo de la intelectualidad y especialmente en
el de la literatura. Como a cualquier persona, entre los escritores y poetas
aparecen detractores y defensores de este deporte. Entre los detractores
aparecen autores como Kipling (El libro de la selva) o José Luis Borges,
curiosamente relacionados con el pensamiento izquierdista y marxista. Lo ven
como una especie de droga que adormece a las masas y las distrae de otros temas
más importantes, para ellos el fútbol es el "opio" del pueblo, igual
que una religión.
En cambio hay otros literatos que son amantes y defensores
del deporte rey, la mayoría de ellos son autores latinoamericanos como por
ejemplo Eduardo Galeano, Gabriel García Márquez o el que nos atañe en esta
ocasión, el poeta y escritor uruguayo
Mario Benedetti.
Mario Benedetti nació en Uruguay en 1920, es uno de los
autores más importantes de la literatura hispanoamericana con más de 80 obras,
entre poesía, novela, cuentos y artículos periodísticos. En el apartado
futbolístico tiene algunos cuentos bastante interesantes, redactados de una
manera, en mi opinión muy bonita, porque
utiliza bastante el humor ridiculizando los tópicos del fútbol, viendo el
deporte como un espectáculo donde se ha de crear belleza, lejos de la pasión
desmesurada, el negocio del fútbol y como no, de la violencia. Por ejemplo leí
una entrevista hecha antes de su muerte en el 2009, después de una vida plagada
de problemas por su relación política con la izquierda tuvo que estar un gran
periodo de su vida en el exilio:
"Y eso que a mí, el
fútbol me ha gustado desde siempre. Pero me molestan mucho dos cosas. Primero,
la violencia, de la que fueron precursores los hooligans ingleses. Ahuyenta de
los estadios a mucha gente, que ya tiene miedo de ir a ver un partido de
fútbol. Encima la violencia de afuera se traslada adentro del campo de juego,
con patadas y acciones antideportivas. Es como una vocación de violencia que no
entiendo. La segunda cosa que me fastidia es el factor mercantil de este
deporte, la excesiva publicidad, las disparatadas cifras de dinero que se
manejan. Por suerte ya no está más Havelange. Antes que nada hay que pensar que
esto es un juego y merece ser disfrutado como tal."
Entre
las obras de las que trata sobre el fútbol estan sobre todo relatos y cuentos de
los que voy a señalar dos, por un lado "Puntero izquierdo" (me ha
parecido un poco complicado de entender por las expresiones y formas diferentes
del lenguaje latinoamericano) y luego "El césped", de este último os
voy a dejar aquí un fragmento que me ha parecido muy bonito y entretenido, tranquilos
porque este lo vais a entender perfectamente.
" El césped.
Desde la tribuna es un tapete verde. Liso, regular, aterciopelado, estimulante.
Desde la tribuna quizá crean que, con semejante alfombra, es imposible errar un
gol y mucho menos errar un pase. Los jugadores corren como sobre patines o como
figuras de ballet. Quien es derrumbado cae seguramente sobre un colchón de
plumas, y si se toma, doliéndose, un tobillo, es porque el gesto forma parte de
una pantomima mayor.
Además, cobran mucho
dinero simplemente por divertirse, por abrazarse y treparse unos sobre otros
cuando el que queda bajo ese sudoroso conglomerado hizo el gol decisivo. O no
decisivo, es lo mismo. Lo bueno es treparse unos sobre otros mientras los
rivales regresan a sus puestos, taciturnos, amargos, cabizbajos, cada uno con
su barata soledad a cuestas. Desde la tribuna es tan disfrutable el racimo
humano de los vencedores como el drama particular de cada vencido.
Por supuesto, ciertos avispados espectadores
siempre saben cómo hacer la jugada maestra y no acaban de explicarse, y sobre
todo de explicarlo a sus vecinos, por qué este o aquel jugador no logra
hacerla. Y cuando el árbitro sanciona el penal, el espectador avispado también
intuye hacia qué lado irá el tiro, y un segundo después, cuando el balón brinca
ya en las redes, no alcanza a comprender cómo el golero no lo supo. O acaso sí
lo supo y con toda deliberación se arrojó al otro palo, en un alarde de
masoquismo o venalidad o estupidez congénita. Desde la tribuna es tan fácil.
Se conoce la historia
y la prehistoria. O sea que se poseen elementos suficientes como para comparar
la inexpugnable eficacia de aquel zaguero olímpico con la torpeza del patadura
actual, que no acierta nunca y es esquivado una y mil veces. Recuerdo borroso
de una época en que había un centre-half y un centre-forward, cada uno bien
plantado en su comarca propia y capaz de distribuir el juego en serio y no
jugando a jugar, como ahora, ¿no? El espectador veterano sabe que cuando el
fútbol se convirtió en balompié y la ball en pelota y el dribbling en finta y
el centre-half en volante y el centre-forward en alma en pena, todo se vino
abajo y ésa es la explicación de que muchos lleven al estadio sus radios a
transistores, ya que al menos quienes relatan el partido ponen un poco de
emoción en las estupendas jugadas que imaginan.
Bueno, para eso les
pagan, ¿verdad? Para imaginar estupendas jugadas y está bien. Por eso, cuando
alguien ha hecho un gol y después de los abrazos y pirámides humanas el juego
se reanuda, el locutor idóneo sigue colgado de la “o” de su gooooooool, que en
realidad es una jugada suya, subjetiva, personal, y no exactamente del
delantero que se limitó a empujar con la frente un centro que, entre todas las
otras, eligió su cabeza. Y cuando el locutor idóneo llega por fin al desenlace
de la “ele” final de su gooooooool privado, ya el árbitro ha señalado un orsai
que favorece, ¿por qué no?, al locatario."
Si os
ha enganchado podéis leer todo el relato en:
http://www.poesi.as/mb96b066.htm