Como dijimos, la selección abandonó Rusia y disputó varios
partidos en los países escandinavos, a sabiendas de que el Cinturón de Hierro
bilbaíno no había podido resistir el ataque franquista. Tras algunas dudas
iniciales de la mayoría el equipo decidió continuar su misión para salvaguardar
la identidad vasca en aquellos tiempos difíciles. Por lo tanto embarcaron sin dilación
rumbo al nuevo mundo, muchos partidos
les quedaban por disputar.
Después de realizar una pequeña escala en Nueva York,
llegaron finalmente a México donde permanecieron durante una larga temporada,
ganando unos 10 partidos que disputaron en el país azteca. La historia y
aventura de estos jóvenes exiliados empezó a crecer también en Sudamérica, muy
pronto empezaron a recibir muchas solicitudes desde Argentina y decidieron
desplazarse para jugar contra los principales equipos de aquel país.
Desgraciadamente las autoridades argentinas no pensaron lo mismo y decidieron
no darles el permiso para jugar sus partidos y el equipo tuvo que volverse a
México. Desde ahí recibieron una oferta para jugar dos encuentros en Cuba que
consiguieron vencer a sus rivales con suma facilidad, contra un país de escasa
presencia futbolística y que jugaba sus partidos en los campos de béisbol.
Entonces llegó la temporada 1938 -1939 y la Selección de
Euskadi se convirtió en equipo de la primera división mexicana después de
algunas negociaciones previas. México no contaba entonces con una liga muy
competitiva y la llegada de jugadores europeos del mejor nivel le dio gran
importancia a la nueva temporada. Curiosamente demostraron su gran nivel y
consiguieron terminar la temporada como segundos clasificados, la liga se la
llevó el Club de Fútbol Asturias formado por trabajadores e inmigrantes de
origen asturiano. Pero una vez terminada la competición y viendo que la guerra
civil española llegaba a su fin, decidieron que aquello ya no tenía sentido
empezando a plantearse otras posibilidades, pero esta vez la solución llegaría
a nivel individual, había llegado el momento de disolver el equipo.
Algunos decidieron quedarse en México, unos se retiraron
dedicándose a otras cuestiones en tierras americanas, incluso tres de ellos
llegaron a jugar en los principales equipos argentinos. Aunque fueron pocos,
también hubo el caso de futbolistas que regresaron a casa, llegó un momento que
la presión del gobierno franquista bajo un poco y a algunos exiliados se les
permitió volver a España. Había sido un largo camino defendiendo los colores de
la camiseta vasca, el nombre de Euskal Herria sería recordado en el mundo
futbolístico europeo y americano, sobre todo en México donde todavía se
recuerdan los nombres de aquellos jóvenes vascos que disputaron la liga de
1939.
AÚPA UDA
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