Si señor, el sábado a
las 15: 30 de la tarde un partido complicado esperaba a nuestro equipo en
Hondarribi, un equipo que ya se había llevado los tres puntos de Ibarra, no
suele ser una plaza cómoda para los nuestros debido a que es uno de los viajes
más largos de la temporada y el desplazamiento suele desconcentrar bastante.
Pero esta vez las fuertes murallas de la plaza fronteriza no fueron suficientes
para defender el ataque del navío celeste, aunque parezca mentira ahora navega
a toda velocidad hacia los puestos cabeceros y sus artilleros inspirados.
La "tripulación" que puso en liza Gorka Valle,
fue formada por Castellanos, Gartzi,
Arri, Etxabe, Amutxas, Haritz, Piru, Urtzi, Imanol, Badillo y Zaitegi. La única
novedad era la presencia de Badillo por banda derecha, pero la formación del
equipo ya está perfectamente clara después de cosechar una racha de cinco
victorias seguidas. Todo se puso muy fácil porque en el minuto uno de partido
Zaitegi puso en ventaja al Aretxabaleta y desequilibro la contienda, parece ser
que nuestro equipo imprimió un fuerte ritmo en los primeros minutos, porque en el 15 de
esta primera parte Urtzi consiguió el segundo gol, en los últimos minutos de la
primera mitad el equipo pudo tomarse un pequeño respiro.
En la segunda parte la UDA volvió a dominar el partido, pero
sin duda el protagonista fue Pérez, que salió desde el banquillo, falló un
penalty y fue capaz de marcar un golazo desde gran distancia, eso cerró el
partido a pesar de que Arri fue expulsado a falta de unos 15 minutos para el
final de la contienda. Al final los cañones celestes derribaron la famosa
muralla de Hondarribi.
Por otro lado el REGIONAL, consiguió una importantísima
victoria fuera de casa contra el EAS08, de esta manera se sitúan en la tercera
posición de la fase de ascenso, van de menos a más, se encuentran empatados con
el segundo clasificado y en el siguiente partido visitan al líder que lo tienen
a tan sólo dos puntos. Falta mucha tela por cortar pero por ahora se van
posicionando en los puestos importantes.
De vez en cuando os hablaré de algunos de los más extraños
futbolistas que ha dado la historia, en esta ocasión nos vamos a Argentina,
para conocer la figura de uno de esos locos
genios del fútbol, un zurdo maravilloso de los años 30, pero desconocido para
muchos de nosotros. Un personaje peculiar dentro y fuera de la
"cancha".
EL POETA DE LA ZURDA
Desde chaval, debido a mis carencias físicas, aprendí
tempranamente a disfrutar como espectador de este maravilloso deporte que es el
fútbol, desde los improvisados partidos callejeros entre los amigos (mientras
vigilaba los abrigos) hasta las grandes finales que podemos ver por la
televisión. Pero hay un tipo de jugador que me fascina, son esos zurdos
talentosos y difíciles que aparecen de vez en cuando en los equipos, de esos
genios anárquicos que desesperan a los entrenadores y nos deleitan a los
aficionados, que esperamos su próximo regate o filigrana. Eso sí, como los
grandes poetas necesitan de la inspiración de las musas del fútbol, que en algunos partidos desaparecen casi por
completo pero que incluso así, en una sola jugada pueden decidir un partido.
Con estas características os vendrán a la memoria muchos
tipos de estos, por ejemplo a mí me viene Maradona, Messi, Stoichkov o Giggs,
entre los nuestros destacaría a Yeste o
los que sois de la Real recordaréis a De Pedro. Pero en esta ocasión nos vamos
a ir mucho tiempo atrás para conocer la figura de un tipo por completo desconocido, un argentino que
jugó en los años 30 y 40 llamado Enrique "Chueco" García nacido en
Santa Fe en 1912. Por lo visto ya de niño su cuerpo no era lo que diríamos el
más ortodoxo para el deporte, no creció mucho más de 1 m 60 cm y sus piernas
estaban visiblemente arqueadas, por eso recibió el apodo de chueco, que es una
pieza curvada de los arados.
Pero su secreto estaba en su pierna izquierda, todo el
talento estaba acumulado en esa parte
del cuerpo y sin duda supo explotar sus cualidades, hasta tal punto de que
consiguió meterse en el bolsillo a la afición argentina. No obstante, debido a
su carácter rebelde no fue aceptado por el club de su ciudad (donde jugaba su
hermano) y debutó con algo más de 16
años en el club Gimnasia y Esgrima, hasta que en 1933 fue fichado por Rosario
Central, maravillando a diestro y siniestro con su estilo. Entre aquellos
aficionados se encontraba un joven adolescente llamado Ernesto, un asmático y
rebelde muchacho que fue cautivado por el desparpajo del Chueco, años más tarde
aquel adolescente se convertiría en un ídolo de masas, el Che Guevara.
Entonces llegó el momento más grande del extremo izquierdo,
cuando en 1936 Racing de Avellaneda lo fichó por 40,000 pesos, convirtiéndose
en el fichaje más caro del fútbol argentino superando los 35,000 pesos que pagó
River por un futbolista. A pesar de que el primer partido lo jugó lesionado,
posteriormente se convirtió en el ídolo de la afición disputando más de 200
partidos seguidos, la afición de Racing le considera uno de los mejores extremo
izquierdo de todos los tiempos.
Destacaba por su desborde, cambio de ritmo, sus amagos,
regate, pase preciso y poderoso disparo, siempre pegado a la cal desde donde
partía para romper la cintura a los defensores, un prodigio técnico. Pero
además tenia algunas peculiaridades que le convertían en un futbolista
especial, cuenta uno de sus masajistas que cuando trataba de trabajarle la
pierna derecha Enrique se giraba y le decía "Pará, pará, no más, boludo…
ésa no, esa no es. Ésa no sirve, a la otra. Ésa no sirve, la tengo de
palo". Tanto era así que de los 75 goles que marcó a lo largo de su
carrera solamente uno fue con la pierna derecha, con la izquierda le bastaba para
escribir sus poéticas jugadas.
Pero encima una de sus aficiones era tocarles las narices a
los rivales, durante los partidos les decía piropos, les tomaba el pelo, les
contaba chistes y cosas peores, por lo que los defensas se lanzaban contra el
violentamente y en ese momento aprovechaba la desesperación rival para sacar a
pasear a su talentosa pierna, ridiculizando al furioso defensor. Pero otras
veces también tenia salidas graciosas que desesperaban a sus propios
compañeros, parece ser que en alguno de los equipos en los que jugó, se les
daba muy mal defender los saques de esquina, entonces el tío les gritaba a los
atacantes "márquennos a nosotros, márquennos a nosotros, somos más
peligrosos", me imagino las risas que se echarían dentro del área.
Otras veces cuando le daba la gana, se cambiaba de banda y
se convertía en uno de los primeros futbolistas que se atrevieron a jugar a
pierna cambiada, de esta manera aprovechaba su gran disparo, aunque lo cierto
es que no lo hacía por órdenes del entrenador sino porque se aburría en la
banda sin tocar la pelota. Aunque una de las cosas más curiosas era su modo de
celebrar los goles, cuando conseguía perforar la portería rival volvía sobre
sus pasos arrastrando uno de los pies, resulta que lo hacía para borrar su
jugada y que nadie la pudiera copiar, en fin, como una cabra.
Jugó unos 47 partidos con Argentina, donde consiguió los dos
únicos títulos de su carrera, dos Copas de América. Aquí también dejó su sello
y sus peculiares anécdotas, la más graciosa fue que en un partido disputado
entre Brasil y Argentina, un periodista que seguía a la albiceleste le gritó
desde la banda que le diera un pase de gol al delantero centro de la selección
argentina, llamado Fabio Juan Cassan. Entonces el Chueco cogió la pelota en banda
izquierda, desbordó a cinco rivales y le sirvió el balón a su compañero para
que solamente tuviera que empujarlo a la vez. Mientras celebraban el gol
conseguido, Enrique se acercó al periodista y le espetó "Ya está, ¿ahora
quién quieres que marque?".
Finalmente se retiró en 1945, cuando sus rodillas no
aguantaban más, el poeta futbolístico argentino tuvo que guardar su pluma
izquierda, se dedicó desde entonces a regentar una tienda de bombones, un
trabajo peculiar para un tipo peculiar, murió a los 56 años de una larga
enfermedad.
“La marcación y otras yerbas son inventos de los
directores técnicos. Soy enemigo de todos los sistemas. Ellos atentan contra la
belleza del fútbol. No hay preciosismo ni improvisación. Todo está sujeto a la
disciplina, a las órdenes. Las mejores figuras desaparecen ante esa labor. Creo
por esto, que ello es solo eficaz para quien no tiene mayores condiciones.
Salen a no dejar jugar… Y tampoco juegan ellos”.
Enrique
"Chueco" García.
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