"La grandeza de la vida no consiste en
no caer nunca, sino en levantarnos cada vez que caemos"
Nelson Mandela
Otro fin de semana que el
equipo vuelve a Aretxabaleta sin puntos, ahora volvemos a estar en uno de esos
momentos críticos, aficionados asistentes al partido comentaron que el equipo
sigue sin rumbo, sin confianza y que todavía no se atisban rayos de luz que
iluminen el camino para salir de la zona
peligrosa, pasan los partidos y seguimos todavía con dos victorias en nuestro
haber. A priori el equipo debería ser fuerte ya que cuenta con una de las
mejores delanteras de la categoría, pero no es suficiente, porque el equipo no
demuestra esa solidez necesaria a la hora de defender, no han encontrado el
equilibrio ataque -defensa y los jugadores en estado de ansiedad pierden los
nervios y corren sin sentido. Esta vez los puntos se los quedo el equipo local,
el Berio, que venció por 2 a 0.
La UDA necesita nuestra ayuda
más que nunca, necesita a la afición para que los jugadores se sientan
arropados y que jugar en Ibarra sea una ventaja, necesitamos un fortín para
rehacer al equipo, necesitamos inspiración, una idea que seguir. Por eso he
traído hoy una historia luminosa, de actualidad, que tiene que ver con un
hombre que demostró ser capaz de enfrentarse a las adversidades, ejemplo de que
los sueños se pueden hacer realidad. Seguramente todos sabeis que estoy
hablando de Nelson Mandela, revolucionario sudafricano que murió a los 95 años
de edad, consiguió acabar con el apartheid. ¿Pero qué tiene que ver con el
deporte?.
Bueno, pues Mandela tras
pasar 28 años encarcelado, por resistencia ante el gobierno segregacionista,
tuvo una idea arriesgada para conseguir la unión de blancos y negros. En 1995,
un año después de ser elegido presidente, se disputaría el Mundial de rugby en
Sudáfrica, era el momento para crear unidad en torno a la selección nacional.
Pero había un problema, el rugby en este país africano era uno de los símbolos
de la población blanca, las personas de origen europeo, muchos de ellos
descendientes de aquellos granjeros holandeses que llegaron en el siglo XVII,
además de la religión protestante, el idioma y la bandera era algo inamovible
para ellos.
En cambio los africanos,
los negros, brutalmente apartados de la sociedad en la que tenían restringido
el acceso a algunas ciudades, barrios, parques, medios de transporte etc.
Evidentemente ante los ataques que tenían que soportar odiaban todo lo que
tuviera que ver con los blancos, evidentemente tampoco soportaban el rugby.
Además eran católicos, tenían su propia bandera (que estaba prohibida) y
hablaban la lengua zulú, su deporte favorito era el fútbol, e incluso su
participación en la Liga Nacional estaba prohibido, sólo jugaban blancos.
El líder sudafricano no
lo tuvo nada fácil, pero estaba convencido de que unos jugadores comprometidos
podrían hacer el milagro, conseguir lo que la política no había conseguido. Por
eso se puso en contacto con el capitán de la selección de rugby, consiguió de
François Pienaar que los jugadores se implicaran en su idea, tanto que
consiguió que aceptaran la nueva bandera y sobre todo que cantaran el nuevo
himno, aquella canción que años atrás se cantaba en las manifestaciones, un
grito de libertad.
Hasta que llegó el
mundial, tanto los jugadores como el propio presidente Mandela tuvieron que
aguantar mucha presión, pero por fin llegó el momento en la que se vería si la
idea de unión iba a tener sentido, si el rugby iba a ser aceptado por la
población negra. Los expertos como mucho apostaban que el equipo sudafricano
sólo tenía posibilidades de alcanzar los cuartos de final. Pero poco a poco
empezaron a llegar las victorias, en principio contra equipos más accesibles,
los negros viendo que el equipo avanzaba, empezaron a ver con cierta simpatía a
la selección de rugby, muy pronto se presentaron en semifinales, rompiendo
todos los pronósticos. Jugaron contra Francia y curiosamente consiguieron la
victoria, aquel día la población negra celebró la victoria como suya, aquel
equipo vestía la camiseta verde que tanto odiaban pero aquellos blancos
cantaban su himno de resistencia bajo la nueva bandera, la suya, la de
Sudáfrica.
En la final, tuvieron que
jugar contra uno de los mejores equipos que ha existido, la selección de Nueva
Zelanda, ya sabéis, esos que cantan un himno guerrero. En aquel partido todo el
mundo estaba expectante, seguramente habéis visto la película, el momento
cumbre fue cuando Nelson Mandela apareció en el estadio con la camiseta verde y
el público, el 95% blancos, corearon el nombre de su presidente, ya tenían una
idea, una inspiración para conseguir una gesta casi imposible. CONSIGUIERON LA
VICTORIA.
Puede parecer una
tontería lo que quiero decir, pero nosotros, la afición de la UDA, podemos
conseguir un efecto positivo en el equipo, podemos ser la chispa que haga
recuperar el espíritu de equipo, devolverles la inspiración que necesitan. Para
eso tenemos que ser positivos, aplaudir en cada partido y tratar de no criticarles
demasiado, ahora necesitan sentirse arropados. Tienen que saber que estamos
ahí, en la grada, a pie de campo, que estamos con todos, desde el portero hasta
el último jugador.
AÚPA UDA,
QUE LA TIERRA TE SEA LEVE
MADIBA
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