Me pregunto muchas veces de que materia son los sueños. La
respuesta depende de quién lo cuente, y por lo tanto los deseos se pueden
construir de cualquier cosa, solo a veces se hacen realidad pasando a ser
leyenda. El viernes 9 de diciembre tuve la ocasión de conocer algunas historias del imaginario
colectivo de Aretxabaleta, gracias al mayor acontecimiento deportivo que este
pueblo ha vivido, el Ciclocrós de Aretxabaleta. Un critérium internacional que
se celebró entre 1966 y 1991.
Para algunos jóvenes
de Aretxabaleta, como Manolo Zubillaga o Eloy Uriarte, los sueños estaban
hechos de fango, hierro y goma. Además, no se conformaron con hacer realizar un
paseo en bicicleta, hicieron algo grande. Consiguieron traer a Aretxabaleta una
prueba importante de la modalidad más épica del ciclismo. El ciclocrós era un
deporte para gente dura, auténticos espartanos sobre ruedas, con monturas aptas
para Hércules, ni fibra de carbono ni ostias fritas.
Buscando por ”mamá” google, el ciclocrós en Aretxabaleta
aparece vinculado a uno de estos súper hombre, el vitoriano José María Basualdo.
Así, gracias al precioso documental de Gorka Etxabe y Gorka Montiel, he pasado
de desconocer por completo este deporte a saludar personalmente a un subcampeón
mundial de ciclocrós, Basualdo, que se proclamo campeón nacional en
Aretxabaleta en 1971.
Como no quiero ser un spoiler, os animo a que veáis el
documental, el 21 y 26 de diciembre en Arkupe. Pero si os puedo contar la
historia de Basualdo para que os hagáis una idea de la repercusión europea de
nuestra prueba en la edad de oro del ciclismo sobre barro. Siendo un chaval de
20 años debutó con KAS en la modalidad, dos años más tarde fue campeón de
España en Pontevedra.
Aunque la gran gesta llegó en Bélgica, cuna de grandes
especialistas, donde se colgó la medalla de plata mundialista en el mismo año.
Luego fue campeón nacional en otras 4 ocasiones, una de aquellas en
Aretxabaleta. Pero también se encontró con el régimen, le aconsejaron regalar
su medalla al Delegado de deporte Samaranch, con la intención de que le dieran
tiempo para entrenar durante la mili. Aquella gentuza pasó de él y su medalla
no apareció.
Yo tengo una medalla de campeón de España de Boccia, es el
único objeto al que miro cada día y puedo imaginar lo que tiene que joder que termine
en manos de un magnate desagradecido. Pero los recuerdos, el esfuerzo y el
orgullo es para siempre, fue un honor para mí saludar a una leyenda como José
María Basualdo.
La prueba de ciclocrós de Aretxabaleta, murió en combate, en
el 91 todo indicaba que el CAMPEONATO DEL MUNDO sería en nuestro pueblo. Con
aquello la UDA y el pueblo hubiesen tenido una fuerza inimaginable gracias a
Manolo y sus fieles colaboradores. Pero igual que hay héroes en la vida también
hay villanos, así una rata traicionera intercedió para llevarse nuestro mundial
y los meritos.
El ciclocrós en Aretxabaleta se fue para siempre, pero los
gritos de ánimo, los prados a reventar y toda su leyenda, permanece en nuestros
corazones y el imaginario de las generaciones que no lo pudimos vivir.
AUPA UDA
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